jueves, 22 de abril de 2010

MODALIDADES DE INTERVENCIÓN 3

Intervención educativa:

Debido a sus importantes dificultades organizativas y de solución de problemas es preciso ubicarles en ambientes y/o situaciones de aprendizaje lo suficientemente estructurados que les permitan un mínimo ajuste. El profesor ha de guiarles cuidadosa y metódicamente en el abordaje de las distintas tareas y en el ajuste al grupo de iguales (por ejemplo en los recreos). Siempre que sea posible conviene utilizar una técnica de enseñanza que vaya de las partes al todo, esto es, dada una tarea concreta y novedosa, explicarles primero los detalles de esa tarea, sus interrelaciones, y que de esta manera lleguen a captar en qué consiste en definitiva el ejercicio. Especialmente los pequeños, tienden a responder positivamente a una aproximación pedagógica lenta, repetitiva y altamente redundante. Cuando se les explique algo, hablar de una idea, concepto o procedimiento, y de una forma directa, de esta manera el niño captará al menos algunos aspectos del material. Si no es posible explicar mediante palabras una actividad dada, posiblemente le será bastante difícil beneficiarse de tal instrucción. El alumno aprenderá mejor cuando cada uno de los "pasos" verbales se presenten en la secuencia correcta. En esta línea, se les puede ofrecer un juego de reglas o instrucciones verbales (que consten por escrito, si ha accedido ya a la lectura) para que pueda aplicarlas cuando sea preciso. Esto es especialmente importante en la enseñanza de operaciones y procedimientos matemáticos mecánicos. A los niños y adultos con el Síndrome de Williams les gusta el lenguaje en sí mismo, sienten especial disfrute con el sonido de las palabras y de las frases (no es difícil observar cómo con cierto placer repiten en ocasiones términos o expresiones que el adulto acaba de pronunciar). Por esta razón, las tareas en las que participe el lenguaje son a menudo muy motivadoras para ellos. Especialmente con los más pequeños, interesa presentar las materias verbales con imágenes representativas, lo que puede incrementar la atención y ayudar a mantenerla. Hay además que tener muy presente, que prestarán especial interés a los temas cargados de contenido afectivo, dada su sensibilidad.

En cuanto a la aproximación más idónea en el entrenamiento de la lectura no hay un acuerdo, y aquí el profesor tendrá que "tantear" cuál puede ser la más apropiada para cada caso. Algunos niños se benefician de un abordaje visual o "global", esto es, se le inicia con la presentación escrita de palabras con la imagen correspondiente. Una vez alcanzado cierto nivel de competencia, se le puede instruir en los "componentes" (letras) de esas palabras. Por otro lado, también es cierto que otros niños con este síndrome aprenden mejor con una aproximación fonética, en la que se hace primero hincapié en la lectura "letra a letra".

Es por otro lado muy importante enseñar y enfatizar tan pronto como sea posible, habilidades de comprensión lectora: cómo extraer inferencias del texto leído, cómo establecer relaciones en cuanto al contenido ("qué pasó", "quien lo hizo", "cómo", "por qué", "cuál fue la consecuencia", etc.), y cómo llegar a una síntesis ("de qué trata"). No es infrecuente encontrarnos con un alumno que ha alcanzado un nivel de eficacia aceptable en la lectura mecánica, pero al mismo tiempo con serías dificultades de comprensión lectora.

En cuanto a la escritura, área de importante dificultad habrá que confeccionar variados ejercicios caligráficos para facilitarles el aprendizaje, y además enseñarles estrategias verbales que les ayuden a organizar su trabajo escrito.

La Aritmética mecánica, otra materia especialmente difícil para ellos, ha de enseñarse de manera sistemática, verbal, paso a paso, y utilizando material manipulativo, objetos reales. Previamente habrá que insistir en conceptos de masa, cantidad, tiempo y espacio.

No podemos acabar este apartado sin tratar el tema de los problemas que las personas con el Síndrome de Williams manifiestan en cuanto al contenido del lenguaje. No es infrecuente encontrar niños que padecen este síndrome que tienen un interés especial (no raramente excesivo) por un tema dado, del que desean hablar en cualquier situación y ante cualquier persona. A veces estos temas tienen que ver con cosas que les producen ansiedad. En otras ocasiones se trata de un tema que el niño maneja con seguridad, que conoce, consiguiendo un cierto sentimiento de competencia personal al exponérselo a los demás. Es conveniente dejarle hablar de vez en cuando de él. Si hace muchas preguntas sobre lo mismo, se responde a un par de ellas y amablemente se le dirige a otra actividad o tema relevante. Evitar la discusión de si se sigue o no con la charla anterior.

Este interés por un tema concreto puede utilizarse en el entorno escolar, ligándolo a alguna materia o contenido didáctico, lográndose con ello un mayor nivel de motivación y de aprendizaje. De todas formas se puede ampliar el campo de intereses incluyéndose en el diseño curricular la enseñanza de habilidades sociales y técnicas de dramatización. También son de utilidad las charlas en grupos pequeños y la exposición de experiencias personales.
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Ciertos estudios han descubierto que algunas personas con este síndrome muestran un talento musical extraordinario. En realidad no todos alcanzan esta habilidad musical. Sin embargo prácticamente todos se interesan por la música y responden con mayor viveza que el resto de la población de deficientes mentales, y se vuelcan en las actividades musicales con una persistencia que sorprende a la luz de las dificultades de concentración que presentan en casi todas las tareas. Por ello sería también muy conveniente incluir la música en el currículo escolar, como fuente de motivación, aprendizaje y desarrollo personal.


Finalmente, los profesores deberían asumir que su papel principal, en la enseñanza de alumnos con el Síndrome de Williams, es preparar al niño o al joven para la vida adulta. Al contrario de la mayoría de los programas educativos, en los que la meta principal es ayudar al sujeto a ir "cumpliendo" con un diseño curricular particular, el programa que requieren estas personas debería centrarse sobre todo en el entrenamiento de habilidades para la vida cotidiana. La preparación en materias escolares clásicas carece de valor si el alumno no está preparado para ajustarse a otras demandas adaptativas que requiere la vida independiente. Por tanto, toda intervención, rehabilitación, o formación de estos niños ha de estar en consonancia con sus necesidades a corto y largo plazo.


Dificultades de concentración e hiperactividad:

Falta de concentración y altos niveles de actividad son algunos de los problemas más comunes en niños SW. Cuando los niños también son supersensitivos al ruido, pueden ser distraídos por cualquier tipo de sonidos cuando están tratando de concentrar, como por ejemplo en la clase. Podemos aumentar la capacidad de concentración del niño dándole premios (reforzadores) por estar sentado quieto y escuchando, o por estar haciendo alguna actividad constructiva como mirando un libro o haciendo un rompecabezas. Podemos comenzar exigiéndole al niño que se siente y preste atención por uno o dos minutos, e inmediatamente lo premiaremos con su juguete o actividad favorita. Gradualmente aumente el tiempo a 5, 10 y después 15 minutos. Cuando el niño se fascina u obsesiona por algún tópico u objeto en particular, entonces libros o juegos dirigidos a estos pueden ser usados para aumentar la concentración, por lo menos inicialmente.

En adolescentes y adultos SW hiperactividad no suele ser una característica prominente, pero estos también suelen tener un período de atención limitada.

Instrucción por sí mismo es otro método que se usa para ayudar en la concentración, particularmente en adolescentes y adultos. En este método se le enseña a la persona a que recuerde así mismo a seguir trabajando en la tarea presente, inicialmente pensando en voz alta, y después con instrucciones en silencio a sí mismo. Así que mientras está trabajando, a la persona se le enseña a que se diga el mismo en intervalos regulares a que "siga trabajando", a que "concentre y mire lo que estoy haciendo" etc. Muchos de los niños son impulsivos y tienen dificultad en esperar su turno para la atención de los adultos. Suelen interrumpir las conversaciones de los adultos por su deseo de atención. De nuevo, puede premiar al niño si es capaz de sentarse y estar callado y esperar su turno, inicialmente por unos momentos, y luego por períodos de tiempo más largos.

La mayoría necesita la ayuda de un adulto para completar sus tareas. Trabajar con pocos niños, en un lugar tranquilo, y durante poco tiempo, es más apropiado.

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